
Te guardas el orgullo donde nadie pueda dudar de que lo tenés. Y así vas, sin perder el objetivo, pidiendo dos cuando querés tres. Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden, y aquellas voces no me hablan más. Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar. Y me esperas, más de la cuenta siendo siempre la que yo soñé. Y firme yo, me encierro en que es peor, amar y envejecer.

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